Refractario
Fabián Clementi
48 Páginas
Contundente, y al mismo tiempo sensible.
Así es la poesía que Fabián Clementi despliega en este libro. Con Refractario aparece en el panorama de la literatura argentina una voz absolutamente personal que ha sabido reunir, en ritmos sincopados, las luces y las sombras de un mundo cruel. Los descarnados sones de estos feroces poemas conjugan violencia y alegría en una síntesis insolente, siempre atractiva al ojo y al oído.
Marcelo di Marco,
Otoño de 2008.
Paquetes
amarrados al pavimento. Gotas
de sangre que se desprenden
como gaviotas en la luz. Astillados
abrazos nos esperan en las cavernas
de lo cotidiano: bajo aquellos techos aguardan
los ojos alucinados del consumismo. Una prenda
que salta del mostrador con su bella vendedora
y te arrastran hacia el castigado espejo tras las cortinas
rojas del probador. Regalos que intentarán apaciguar
el mar oscuro que se desborda desde el pecho
y salpica. Ya me confundo
y no sé cuáles son las personas
y cuáles los maniquíes. Creo
que aquellas formas marrones
y grises, desnudas y suaves, deslizan un brillo
más vivaz que la carne que veo apolillarse. Camisas,
pantalones, mallas, vestidos, minifaldas, zapatos, zapatillas,
medias, soquetes. Ropaje de la última serie que lanzó
el sistema como saludo para las fiestas: consumir
consumir y regalar felicidades hoy. Mañana
ofreceremos otras.
Magiclick
y se amontona dándole forma
a la imagen. El contorno
tal vez revela el vacío existente
en el espacio en blanco; la pausa. Ecos
que nos transmiten el murmullo al otro lado.
Revelaciones fuera de contexto redondeadas
a simple vista por un aro de cenizas: la nada
que intercede en el vínculo con los vecinos
que habitan este presente y niegan aquello.
Me animo a creer en un círculo de luz
que podríamos completar con el silencio
que enciende la distancia entre palabras. Preguntas
incendiándome de niño bajo el piyama resurgen
y obtienen la esperanza en diferentes universos:
la naturaleza de Marosa di Giorgio; las voces
conectadas a la radio de nieve de Silvio Mattoni:
temporal efímero y eterno. Dioses que asoman
sus cabezas plateadas sobre nubes que de a poco
voy palpando. Vuelvo al niño: ¿el miedo a la muerte
se transmuta en alas de mariposa, dispuestas
a mostrarte el charco helado que algún día
tendrás que cruzar? ¿Y qué ves? ¿Sólo el chasquido
de los dedos silvestres, blancos, de los poetas
que mencioné? ¿Y qué más? ¿El sonido a fondo
del mar tras un grueso vidrio de agua?
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