24 enero, 2009
BAJO UN SOLO NOMBRE
BAJO UN SOLO NOMBRE
Diego Benítez
Colección de poesía - 18 -
44 páginas
YA SÉ, UNA MALA IDEA
Me arrepentí.
La última palabra aún debiera ser la tuya.
La que guardo entre mis cejas
porque esta vez pedí perdón,
di las gracias.
Entonces ya no preguntes,
la sustancia con la que vos y yo
somos y creamos
no entretiene.
Además, ya estoy hastiado de nombre,
de hombre, de prohombre.
Tenés la suerte de no escucharnos.
Únicamente ese "3por7" sigue deambulando
como una mosca.
Renuncio y sugiero que lo hagas,
para qué quedarse si ese sitio imposible,
aparente, invisible,
debe también estar contaminado.
Para qué tan larga purga si acá no hubo peste.
No existe castigo, al menos,
en la recóndita habitación de mi alma.
A duras penas si se aprende.
Sólo tus sueños,
lo que emana,
lo que persiste de ellos,
me colma -o parece-.
Y pesadillas al despertar.
¡NO, ENCANTADO!
En la debacle del ostracismo,
desde aquello perseguido y logrado,
sin renunciamientos, aquello sin golpe,
en las risas plenas, la letra justa, la locura vana
y hasta, quizás, el hastío o el temor,
desvaríos humildes
de ocurrentes cabezas del ganado terco.
El río les irá decorando
la agridulce sensación del hambre
y, seguro, un poema viejo
-a estas alturas- les parecerá una maldición.
Valen la pena las palabras
cuando rubrican un nombre,
un carácter, una identidad no tan triste,
un cerebro no tan carcomido por el engaño,
pero la teta en la boca, la carne en el plato,
la película vista dos veces, me hacen acordar
a charles chaplin, de quien nadie podrá olvidarse
o al menos no el burgués cuerdo ni el pobre cristo.
No aconsejo pena, sino soledad de vez en cuando.
Tanto olvido para la entrega,
tanta memoria para el canto
(obviamente no me refiero a chaplin),
tanta locura
-innecesaria para no entender-,
para escribir un poco de agua.
Sólo es preciso la imaginación,
¿o hace falta acaso "adiós",
"a todas luces", "no sé",
"por qué no te quedas un rato",
"hablemos",
"no es tontería de celular",
"guarda", "cuidado"?
Dios los contenga, los acompañe, los juzgue
y los trate de la enfermedad selecta de esta Argentina
del peguemos primero - juzguemos después.
¿Y la valentía?
Ya sé: ¡para cuando sea tarde,
más entrado el invierno, al final del otoño!...
Claro, así estamos mejor,
sin pan, ni perro,
ni Lassie, ni Joe, ni vicios.
Me encantaría verlos cuando se vayan,
tan altivos como ahora,
tan lujuriosos, tan temerarios,
con un cereal, con mucho alcohol,
con mucho tango, y sexo,
con rock, and sexo,
total paga el más bueno (¿seré yo?),
el padre de todos, o de algunos,
seré yo, serán mis nietos.
Les deseo muy buena suerte,
yo ya me voy, sin tierra,
sin agua, con mucha sed,
ganó el mejor.
Ya veré qué hago con la sed.
Impuestos a my name (Diego Benítez)
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