22 agosto, 2010

El salto del dorado



El salto del dorado

Fabián Clementi

Colección Poesía – 34 –

44 Páginas

*

Una crucecita abre los brazos

allí, en medio de las plantas acuáticas

que se sacuden como cabellos. Una cruz

que se parece a mi cuerpo.

Y al lado

caras que nadan

picoteándola cual si fuesen pirañas,

en busca de los retazos

que olvidaron garronear. ¿Soy yo

el que vuelve a renacer? ¿Aquel

al que ya nadie quiere recordar? ¿Es por eso

que resurgen estos rostros encarnados

en el reverso del río

intentando devorar al fantasma

de mi pasado? ¿Por qué será

que le temen tanto a ese jovencito atrapado

en la red sangrienta del dolor?

*

Bajo este oleaje los sonidos se agravan

y un murmullo desde la superficie

hace vibrar a los cardúmenes.

Alguien hunde su mano

y con un manotazo agarra de los pelos

una cabeza que pasa flotando frente a mí.

Antes de emerger, abre los ojos

y la piel se le estira. ¿Será la parte inocente

que me mutilaron? Ahora comprendo

por qué ya no encuentro respuestas

a mis actos fallidos. Descreer

y descreer

de esos pescados que vuelven

para terminar de atraparme. ¿Y esa mano

que se detuvo un instante?

¿Tanto le envidiaron a aquel joven

que no colmó las expectativas

de un público interesado?

¿Acaso temen que pueda rearmar

la felicidad? ¿Creen

que me voy a vengar?

*

"Basta de quejarte" es lo que interpreto

suena desde la superficie. Son los botecitos

que pasan con los pescadores

y sus guías. Dentro de poco

llegarán a las islas. Si supieran

que estoy aquí abajo, observándoles

gracias al agujerito que una ola abre.

El motivo de su pesca es huir

de las obligaciones. ¿Y qué? ¿Acaso

yo no me encuentro acá

sin deseos de regresar? ¿Y por qué será?

¿Alguien puede explicarme la causa

de mi sumergida intemporal?

Igual, no quiero volver.

No hay comentarios.: