EL VIADUCTO DE PILAR MIRANDA
una parábola política
Claudia ParedesColeccion Narrativa 27
184 páginas.
En una interna con Guerrero, él no quería instalarse. Hazme la guerra. Sabía bien que debería enfrentar a la oposición con mejores armas que con ese dolor de estómago. Una noche, había soñado con una mujer. Que él vendrá a hacerme el amor. Pero no tenía rostro. La había buscado en todos los rostros del acto público. No estaba. Octubre. Y así fue como se dio cuenta de su soledad. La soledad es verdadera cuando nuestros sueños ya no tienen rostros.
(texto de contratapa)
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