Valentina Vidal
Colección narrativa - 36 -
56 páginas
Un hombre tocando el
clarinete, solo, en un cuarto vacío, de pronto, sin que medie razón alguna, en
mitad de una nota tira el clarinete por la ventana y detrás del clarinete se
tira él. Los principios básicos del cuento estarían contenidos en esta
descripción. No se mencionan las causas del acto y queda a criterio del lector
el destino final del clarinetista: puede
ser la muerte, si es que se arrojó desde un décimo piso, o apenas unos moretones
si es que saltó por una ventana ubicada en la planta baja. Esa ambigüedad y esa
doble lectura, materia obligada en los buenos cuentos, es el sello que
caracteriza a todos los que componen este libro.
Julio Cortázar solía
decir que la realidad es porosa y que, a veces, por algunos poros entra lo
fantástico. Valentina Vidal sabe muy bien de esa realidad y de esos poros: sus narraciones se asemejan a aquellos sueños en
donde todo parece lógico y verídico y de pronto, por la ventana menos pensada,
salta lo fantástico. Es habilidad (virtud, debería escribir) de los buenos
narradores hacer que lo imposible se haga posible, lograr que nos resulte natural que un marido celoso se transforme en una
pared para que, desde su nuevo estado de ladrillo y hormigón, espíe los pasos
de la esposa. Será normal, por consiguiente, que un simple latido conduzca a
una traición, como será natural que un ruidito no menos simple —toc-toc— convierta
en criminal a un correcto inquilino o que una molesta piedra en el zapato
conduzca a la muerte a otro inquilino, no menos correcto. Estos son apenas
botones de muestra de lo que, con la habilidad de un artesano y la astucia de
un mago, ofrece Valentina Vidal en sus cuentos: piezas inquietantes, perturbadoras,
difíciles de olvidar.
Vicente Batista
(texto de contratapa)
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