19 septiembre, 2007

a solas con todo el mundo 4




Gabriela Arribillaga


Lamento: 1ra parte


Volver otra noche a casa sintiendo nada
Celosa de cualquiera
Porque cualquiera no es mi
y eso ya es un buen comienzo
Celosa de ser la tercera
La ultima de la lista
"Eso" que poco importa
"Eso" que fue tan solo un par de copas
y aunque digo que no se debe gastar pólvora
en chimangos
hay mas de un cerdo que de mi mano comió
varias perlas.



Emanuel Alvarez


*


El alzeimer (locura criolla)
me hizo olvidar la tristeza
me hizo olvidarme de mi
y me lanzó al espacio
para entender lo irreal que es la vida
nadie enseño las incoherencias matemáticas
y nadie pregunto
hicimos simulacros de comunicación
de eso se trato el arte,
la tecnología, las palabrotas…
falsos mensajes, inconexos
en la carne esta el engaño
no nos vemos
no hay medios que comuniquen lo que soy
es inútil mirar para conocer
oír aullidos, adorar cuerpos,
los usamos
usamos concepciones sin cabello
por que es difícil soportar
la esencia de ser
pensamientos, sensaciones,
partículas de luz
así me veo desde arriba
actuando en un gran teatro
y no parezco querer cambiar.
Para no pensar, no ser.
El alzeimer (locura criolla)
me hizo olvidar la tristeza
y me contó cosas como estas
en el cielo
en todo su cielo,
celeste.


Franco Trovato

Alitas

Ella tiene dos alitas,
tatuadas en la espalda.
Yo fui demasiadas veces al baño.
Y ahora que mi nariz se hunde
en otros misterios, me reconozco
atareado, en provocar aleteos.

Ella aprieta fuerte algo
que no está ahí, ni en mi pelo.
El sonido de su espalda y sus caderas.
El sol entrando por la ventana,
Humedad espontánea, venas,
músculos… y mi nariz.

Esnifo todo,
Ella cierra un poco mas
sus nuevas suaves alas.
Y cuando me abrasan,
se mojan…
hasta mis pabellones auditivos.

Siento el gusto mezclado,
de serios misterios,
detrás del paladar y en la garganta.



Ariel Quintini

TARDE


Voy partiendo todo el tiempo y siempre llego tarde.
Todo puede tentarme a que me aleje.
El crujir de una puerta, el rostro de una mujer, un aleteo en la ventana,
o peor aún las aparentes exigencias de mi conducta nesciamente conducida.
Pero al verdad es que no hay lugar a donde huir realmente.
Todo nos parece tan inmóvil y ajeno que nos da un sentido de permanencia.
La mancha de humedad en el techo,
los objetos que junta la oscuridad debajo de la cama,
el espejo, la puerta, la ventana que tengo a mi espalda,...
Y las cosas que van de un lado a otro de mi mesa
estan cayendo en el devorador éxtasis de la realidad.
Y siempre caemos en la ironía y el absurdo
porque nos queda bien ese talle, para que más.
Ya sabemos que las cosas pueden ordenarse
o desordenarse distante y diferente.
Y tambien sabemos que todo se da a la vez en este preciso momento.
Porque el tiempo pasa con pisada blanca
Porque desde nuestro nacimiento hasta la muerte hay sólo un parpadeo.
Cuando nos atamos los cordones de los zapatos,
nos atamos a la conciencia del tiempo, sin tijeras, sin nubes,
en los bancos de la plazas.
Ese gesto, ese acto reflejo de simpleza humanizante
ante una realidad que tercamante resiste todo esfuerzo de comprención.
Y las cosas siguen cayendo, y yo sigo huyendo.
En el registro de todas esas vicisitudes humanas,
en el apretado tejido de emociones, de amores,
de paisajes, de historias y sueños
hallamos una verdad subyacente que palpita
otorgandole un sentido de perplejidad a la vida.
Y que más podría darme la tardanza y el recuerdo,...
Elocuencia, búsqueda de la verdad, epifanía, astucia sutil, tijeras, nubes,...
una voz para llamarte y otra porque ya hace tiempo que te has ido.

2 comentarios:

Gabriela Bruch dijo...

gabriela ; eso lo escribí yo !!!! qué loco...bueno, no lo escribí yo, pero parece...la idéntica sensación llena de chimangos y de chanchos, me gustaría leerte

lucia v dijo...

o nos pones a todos o no pones a nadie eh eh diego.
mira que me amotino!!